martes, 31 de julio de 2012

:-(



Hace una semana nos encontramos con una situación que no me habría esperado nunca y me ha tenido medio bloqueada estos días. En las situaciones malas siempre piensas en qué podrías haber hecho para que eso no hubiese pasado, es inevitable: intentamos poner solución a algo imposible.
Ya hoy me he decidido a contar qué ha pasado, porque siempre hay que recordar a quienes queremos, y si se nos van, hay que hacerles un pequeño homenaje, y en este caso, uno de los muñequitos más buenos del mundo, no iba a ser menos.

Nando, un gato que robó el corazón de todos los que le conocían, se nos murió. Apareció ya muerto debajo del sofá que ellos tienen en el porche de casa. Nunca sabremos qué pasó…
Ya parecía estar en proceso de mejorar y volvía a ser el gato tontillo, cariñoso y tranquilo que siempre había sido. Nada hacía pensar que nos encontraríamos con esto.

Nando fue el primer gato que me encontré durmiendo ¡con todo el morro del mundo! en una de las sillas que dejé en el porche en los primeros días del traslado a esta casa.
Me asomé por la ventana y me encontré unos ojos vizcos y una carilla de cómic muy graciosa, me miró pensando “oh ooooooooh, me han pilladooooooo…” Pero sólo cogí la cámara y le hice una foto a aquel gato tan gracioso que no sabía de dónde salía.


Y durante este tiempo Nando fue viniendo a casa, primero a escondidas, luego se quedaba sin moverse en un rascador para pasar desapercibido, poco después ya hacía croquetas en el suelo a la saltaba la verja; se le esterilizó, pasó ITV y ya fue uno más en Kan Chispis.
Comía encima del rascador porque el resto de gatos lo agobiaban. Y es que Nando, aparte de vizco, no era nada espabilado. Esto lo hizo, como he dicho antes, en uno de los gatos más queridos y famosos de casa.


Una noche recuerdo que salí a darle la cena, le dolía la boca y quería asegurarme que se lo comía todo sin agobios, cenó y se sentó en mis piernas. Su ronroneo era lo único que se escuchaba aquella noche en la calle, estuve un buen rato con él y con sus uñas clavadas en mis piernas (sí, de agustico que estaba él, pero duele mucho!) se quedaba dormido abrazado y ya le daba igual lo que pasara alrededor.
Sus peleas de "machito", sus agobios por no poder comer, sus dolores de boca... Todo eso ya era parte del pasado. Pero algo se nos escapó, algo que no sabremos nunca le estaba haciendo daño.

Y tal como llegó un día, en silencio, a escondidas… se nos ha ido...

Nandillo, te voy a echar muchísimo de menos…



2 comentarios:

  1. Ay el bizcochito, qué penita!!!!
    Como siempre, queda el consuelo de haberle dado un tiempo estupendo, y mucho cariño y atención.
    Lo que está claro es que te robó el corazón poco a poco, alguien le debió chivar que era tarea fácil, jejejeje

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  2. francamente,poco mas queda decir;solo que Nando era un autentico peluche,un muñequillo que merecia mejor suerte,una casa que le sacara de la maldita calle que a tantos gatos engulle y que,finalmente,tambien a el se lo llevo.Nando y su "exotica mirada"ya habitan en ese lugar ignoto que se llama memoria y del que solo desaparecera un dia que espero lejano,en el que,en algun lugar del arco iris,me recibira con sus croquetas,con su ronroneo que abrazaba todo el silencio de la oscura noche...

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